Días de calor

Calor en las calles. Empieza el verano a la par que las Navidades, dentro de esa atractiva irracionalidad que tiene América Latina. Pocas luces navideñas iluminan las calles. Es complicado hacerse a la idea que estamos en esas fechas tan relacionadas con el frío. Se agradece.

Calor por dentro. Me encuentro en momentos muy cálidos interiormente. Me siento realizado con las últimas asignaturas del master y, especialmente, con el tema de la tesina. Un calor que, en parte, no creo que sea tan bueno puesto que, al tener tan altas expectativas es más fácil sentir luego momentos de bajón. Cuestión de futuro saberlo, el presente calienta.

Calor aún más adentro. Un calor que hace años que no sentía, que llegué a plantearme que desconocía y que se agradece a niveles extremos sentirlo. Aún así, sigue dando vértigo.

Calor por fuera. Un calor anecdótico. Durante esta semana se ha celebrado en Montevideo una Cumbre del Mercosur. Parece ser, aunque aún no está del todo claro, que pronto Venezuela formará parte del Mercosur por lo que se invitó a Chávez a la cumbre. Paseando por la Rambla, a eso de las 20:00, mientras esperábamos a que cayera el sol en esos espectaculares atardeceres montevideanos, pasamos por delante de la sede de Mercosur. La idea de seguridad que tenemos en España dista inimaginablemente de lo que es aquí. Nos acercamos a la puerta y preguntamos a un policía si iban a salir los presidente reunidos dentro, a lo que nos contestó que sí. Después de esperar un buen rato, fueron saliendo de a uno. Primero Fernando Lugo de Paraguay, después Dilma de Brasil, Cristina F. Kirchner...Chávez fue el último. "Comandante resiste", gritamos mientras aplaudíamos cual quinceañeras al ver a Justin Beiber. Antes de meterse en el coche oficial, se salta el protocolo, se dirige a nosotros y me da la mano, momento en el que una horda de periodista me rodean para hacerle las respectivas preguntas...
Sí, me transmitió energías revolucionarias, no daba la sensación que estuviera muy enfermo por lo podéis seguir (in)tranquilos.

Calor, que crea tanta expectación que quema. Pronto viene Manu y los pocos días que quedan parece ser que se me van a hacer más largos de lo esperado. Mientras termino los últimos trabajos del master, vamos preparando los viajes: primero la costa uruguaya un furgoneta, después Brasil y Argentina con punto de unión en las Cataratas de Iguazú...un enero calentito nos espera, porque te lo mereces, porque te han dejado helado y de esa manera sí que no te lo merecias.

P.D. Muchas felicidades A.

Abajo, algunas fotitos...

Navidades...a 40 grados a la sombra


Enseñando las vocales a los gurises de la calle: a, e, i...


Creación de Héctor cuando le quitaron Internet de casa por no pagar...todo un drama


"Pateos por la city,
luces, cámara, acción,
agarrado de tu mano y tu cintura, qué bien.

Dentro sólo rabia, chico,
fuera cuentas con quién..."

Boom!

"Niños en las calles esnifando pegamento
es gris, les viste el triste cemento,
si pudiera devolverles yo el brillo,
si yo pudiera, les daría otra vida entera
porque amarga mi bilis esta visión
y pone miedo en mi corazón,
me trae pena, tristeza y pone rabia a mi labia...

...ay, si del mundo yo tuviera el timón..."



Malas noticias

Nos hacéis sufrir. Siempre nos quedará el recuerdo de Londres, la Riviera, las Ventas, y tantos y tantos otros...



"Humedad, cierta tristeza y algo más se repite otra vez,
todo está en una botella y tan fácil se puede acabar.
Humedad, cierta tristeza y algo más se repite otra vez,
¡tan fácil, tan fácil, tan fácil!"

Ñoquis del 29

La migración italiana que desde finales del siglo XIX recibió Uruguay, introdujo muchas costumbres, tradiciones, palabras del país europeo. Se estima que más de la mitad de población uruguaya tiene algún tipo de descendencia italiana.

Cada 29 de mes se tiene la costumbres de comer ñoquis, un tipo de pasta de origen italiano elaborado a partir de patata. Debajo del plato se pone una moneda o un billete que uno no puede gastar para que traiga más dinero y prosperidad.

El 29, uno de los últimos días del mes, cuando aún uno no había recibido el salario, había que comer comida que su coste de realización fuera lo más barato posible. Además, para salir de aquella situación, había que tener la esperanza de que poniendo algo de dinero debajo del plato se podía salir de esa maldición llamada pobreza.

Nos lo enseñaron nuestras queridas panaderas del barrio (nuestras musas panaderas del barrio), quienes además de hacer un pan, bollería y empanadas de carne exquisitos, cada día preparan un plato diferente de comida. Nuestra madres os deben amar, les decimos por lo bien que nos alimentan. El día 29 hubo ñoquis con 10 pesos debajo del plato para comer en casa.

Montevideo, la ciudad dormida


Pronto más...